Certezas para trabajar el futuro

Tengo grabados en la memoria varios encuentros mantenidos a mediados de 2015 con representantes del mundo empresarial de Gipuzkoa. El nuevo equipo del departamento foral del Promoción Económica, que nos incorporábamos a la institución foral desde el ámbito profesional, compartíamos una sensación, después de cada reunión, jornada o visita realizada a las empresas guipuzcoanas. Me refiero al verano de 2015. Nos encontrábamos con personas, representantes del mundo socio-económico, ejecutivos y empresarios que nos transmitían las grandes dificultades, a veces traumáticas, que habían vivido las empresas en los últimos años. Dificultades que aún persistían y que se vivían con preocupación en el tejido económico y social de nuestro territorio. Y aún así, siempre mostraban una convicción. La determinación de seguir adelante y de dar la vuelta a las dificultades a base de trabajo, de mejora continua y de compromiso con nuestro territorio y con los valores de la sociedad guipuzcoana.

Recupero esa sensación inicial que tuve como diputada de Promoción Económica, Medio Rural y Equilibrio Territorial, en el momento en el que, en el ecuador de la legislatura, toca hacer balance de lo que hemos realizado hasta el momento y de analizar lo que resta por hacer.

Siguiendo el compromiso adquirido ante la ciudadanía, la primera medida que activamos durante aquellos primeros meses no fue otro que acercarnos a las empresas guipuzcoanas, escuchar sus necesidades, sus desafíos y, a partir de ahí, poner en marcha iniciativas y programas que apoyaran su labor como creadoras de puestos de trabajo y de actividad económica. De ahí la puesta en marcha, en noviembre de 2015, del Plan de Reactivación Económica 2015-2019, con el apoyo a la industria como epicentro de nuestra actividad y con una inversión prevista de 200 millones de euros en cuatro años.

En definitiva, se trata de trabajar codo con codo con el tejido económico guipuzcoano, tras cuatro años en los que el distanciamiento de la institución foral y las empresas había sido la nota dominante. Un acompañamiento basado en el apoyo a la transformación de la economía guipuzcoana hacia modelos de empresa guipuzcoana competitiva, diversificada y con presencial global, apostando por el empleo de calidad y la participación de las personas como protagonistas del proyecto empresarial. Fortaleciendo las señas de identidad de nuestra política industrial y económica, como país y como territorio, sobre la que se asienta el modelo vasco de bienestar social y la lucha contra las desigualdades.

Cuando han pasado dos años de la activación de dicha estrategia, podemos decir que el plan ha llegado ya a más de 2.888 empresas y centros, a la vez que ha posibilitado la creación de 419 nuevas empresas. Asimismo, el apoyo a la Red de Ciencia y Tecnología ha aumentado sensiblemente, en una apuesta clara por los centros tecnológicos, de ciencia y de innovación, verdaderos motores y catalizadores de conocimiento avanzado. El contexto socio-económico, a su vez, ha experimentado una evolución claramente positiva, con las cifras del desempleo por debajo del 10% en Gipuzkoa y con las exportaciones de nuestra industria en cifras previas a la recesión.

¿Estamos saliendo de la crisis? La respuesta a esta cuestión, compleja, quizá debamos dejarla en manos de los expertos en materia macroeconómica. Sin embargo, obedeciendo a la máxima de que el contexto económico también depende de la psique social, del estado de ánimo colectivo con el que afrontamos los ciudadanos y las ciudadanas nuestra realidad diaria, se observan algunos datos que invitan al optimismo. El 56,8% de la población guipuzcoana cree que sí, que estamos saliendo de la crisis, con una amplia diferencia enorme respecto a hace solo seis meses, cuando solo el 43% consideraba que el territorio estaba en vías de recuperación. Son datos arrojados por la última encuesta sobre la situación socio-política de Gipuzkoa realizada por la Diputación de Gipuzkoa.

Ese optimismo contenido también está calando en el tejido económico del territorio. Así lo atestiguan los resultados de la Encuesta de Coyuntura Económica hechas públicas por ADEGI esta pasada semana. Mientras que la confianza empresarial se encuentra en máximos históricos, el empresariado guipuzcoano prevé generar más de 6.000 empleos netos, con un crecimiento del Producto Interior Bruto de entre el 2,8% y el 3%.

Pero algo ha cambiado en la psicología colectiva. Quizá porque la crisis ha sido muy dura y profunda, porque muchas empresas han sufrido sus consecuencias, y porque muchas personas han padecido en sus propias vidas o en la de sus allegados los estragos y el vértigo del desempleo, cuando no el precipicio de la pobreza. La sociedad parece haber asumido que el mundo está cambiando a tal ritmo, que cada vez resulta más difícil prever y adelantarse a la transformación profunda y continua que llama a sus puertas.

La industria tampoco se libra de ese contexto de cambio, que algunos denominan cuarta revolución industrial. La digitalización de los procesos de fabricación y de gestión de nuestras empresas, incluso de los productos y servicios que conforman su oferta, está cambiando ya la industria que hemos conocido hasta el momento. Adaptarse a estos procesos resulta crucial si, según lo apuntado anteriormente, queremos mantener a nuestra industria como pilar básico de nuestra economía y de nuestro bienestar.

Decía el economista Antón Costas en una reciente entrevista publicada por este periódico que, ante “la ansiedad sobre un futuro plagado de incertidumbre”, no solo hace falta la economía; sino que también hace falta la política. Una visión que compartimos y por la que, desde la Diputación de Gipuzkoa, vamos a seguir apoyando decididamente la transformación competitiva de nuestras empresas. Con una clara determinación: no dejar atrás a ninguna empresa ni a ninguna persona en ese camino.

Pero como territorio debemos ir un paso más allá. Para hacer frente a la incertidumbre antes mencionada, resulta necesario que como sociedad nos tomemos el tiempo necesario para alzar la vista y otear el futuro. Lo expresaba acertadamente Andrés Arizkorreta, presidente de CAF, quien incidía en una reciente conferencia sobre la necesidad adelantarnos y construir decididamente nuestro futuro: “Más que el brillo de nuestra actividad presente, nos deben preocupar los desafíos futuros”.

Resulta necesario que trabajemos desde ya en la generación y la consolidación de la economía del futuro, de los sectores que traccionarán nuestra industria dentro de unos años. Como consecuencia, la Diputación, alineada con la estrategia de especialización inteligente del País Vasco, se ha fijado en los campos de la fabricación avanzada, el almacenamiento de energía y la electromovilidad, las biociencias y la salud, así como en la tecnología digital aplicada a la gastronomía, como apuestas de futuro de la economía guipuzcoana. En todas ellas trabajamos para generar apuestas estratégicas que posicionen Gipuzkoa como polo de desarrollo industrial en cada una de ellas y que generen nueva actividad y puestos de trabajo. Ámbitos en los que trabajamos para contar con sendos centros de referencia que aglutinen a los agentes involucrados y que sirvan para generar conocimiento y talento.

El futuro, no hay duda, se vislumbra con muchas incertidumbres. Pero contamos con una industria puntera. Con empresas y centros de I+D+i innovadores, que son referencia mundial en sus respectivos sectores. Y contamos sobre todo, con personas preparadas y con conocimiento. Un caldo de cultivo que nos permite abordar con garantías los desafíos futuros que afronta la economía guipuzcoana.

Ainhoa Aizpuru Murua

Diputada de Promoción Económica, Medio Rural y Equilibrio Territorial

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