05 jun. Calidad, no caridad
El cáncer es una de las principales causas de mortalidad en Euskadi. Para combatirlo y para mejorar la calidad de vida de quienes lo padecen es imprescindible el compromiso y la colaboración de todas las instituciones, asociaciones, agentes de la comunidad científica y, en definitiva, de todas y todos aquellos dispuestos a aportar su granito de arena.
El pasado 24 de abril, el Gobierno Vasco y la Fundación Amancio Ortega firmaron un convenio de colaboración, mediante el cual dicha Fundación ha donado 14,7 millones de euros a Osakidetza para destinarlos a la adquisición de nuevos equipos de última generación para el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades oncológicas. Sin embargo, estas últimas semanas hemos tenido ocasión de escuchar algunas voces críticas respecto a dicha donación. Según estas voces, no se trataría más que de una operación de marketing o de mera ingeniería fiscal.
Cualquier persona es libre de tener su propia opinión y, por supuesto, la respetamos, aunque no lo compartamos. En cualquier caso, se trata de un debate artificial. Lo importante es que vamos a poder seguir mejorando los medios disponibles para luchar contra el cáncer, ya que el dinero proveniente de la donación va a destinarse a la adquisición de cinco nuevos aceleradores lineales y de un mamógrafo para el Programa de Screening del Cáncer de Mama. ¿Y por qué se va a destinar ese dinero a estas inversiones y no a otras? Porque Osakidetza ya tenía previsto realizar esas inversiones en los próximos ejercicios de acuerdo con el Plan de Atención Oncológica previsto en el programa electoral de EAJ-PNV para las últimas elecciones, así como en el Programa de Gobierno aprobado para la XI Legislatura. Y ahora, gracias al convenio firmado, se va a poder renovar la mitad del parque tecnológico de aceleradores antes del plazo previsto.
Debe quedar claro que Osakidetza no ha pedido, ni recibido, ningún tipo de caridad por parte de nadie. La donación ha sido a iniciativa de la Fundación Amancio Ortega, y el Gobierno Vasco y Osakidetza han sabido aprovechar la oportunidad que se les brindaba. ¿Por qué no aprovechar todas las oportunidades de las que dispongamos? Más aún cuando los recursos que se debían haber destinado a las inversiones previstas podrán ser liberados y utilizados en otros ámbitos que permitan continuar mejorando la salud de los vascos y vascas.
La planificación que hace Osakidetza responde a los principios de universalidad, equidad, solidaridad, calidad y eficiencia. En ningún caso está basada en la caridad. El Gobierno Vasco, a pesar de la crisis, ha seguido dando prioridad a la financiación de sistema público vasco de salud. Año tras año, el gasto sanitario per cápita se ha incrementado y durante el año 2017 alcanza la cantidad de 1.619 euros por persona, 47 euros más que en el ejercicio 2016. Teniendo en cuenta que la media del gasto sanitario estatal por persona es de 1.302 euros, dicho dato adquiere aún mayor relevancia.
En numerosas ocasiones se ha reprochado a Osakidetza que las comparaciones realizadas con los indicadores estatales no son suficientes, y que en lugar de compararnos con los servicios públicos de salud estatales deberíamos hacerlo con la situación en los países europeos más avanzados. Esa petición se suele referir habitualmente al nivel de gasto en relación al PIB, solicitando que se incremente el porcentaje del PIB destinado al gasto sanitario para llegar al nivel de otros países de la Unión Europea. Sin embargo, para poder llevar a cabo esa comparativa de forma adecuada es necesario tener en cuenta también otras variables que son tan importantes como el gasto. Por ejemplo, los resultados en salud logrados en cada país. Porque, de hecho, ¿cómo se mide el nivel de la asistencia sanitaria? Cuanto mayor es el gasto, ¿mejores son los resultados? Estados Unidos es el país del mundo que más gasta en atención sanitaria, pero eso no quiere decir que sus resultados sean los mejores. Los informes publicados por la OCDE, donde se analizan el gasto y los resultados en salud obtenidos por los países miembros de la UE, tampoco corroboran que tenga que ser siempre así.
Por poner un ejemplo, Euskadi posee uno de los mayores ratios de los países de la UE-27 en los tres planes de cribado oncológico del que se disponen datos, destacando el cribado de cáncer de mama y colon, donde Euskadi es líder. En la UE-27 el promedio de cribados de los cánceres es del 57,4% en mama, del 15,8% en colon y del 39,5% en cérvix, mientras que en Euskadi es del 80,5%, 69,3% y 57%, respectivamente. Y si analizamos la incidencia y la mortalidad de estos cánceres, observamos también que nuestros resultados son en general mejores que la media europea, especialmente en lo que a cáncer de mama y cáncer de próstata se refiere.
Recientemente, en un trabajo pionero en Europa, un equipo de investigación ha llevado a cabo un estudio del impacto del programa poblacional preventivo de cribado de colon a medio y largo plazo. Para ello se han basado en datos reales de incidencia, mortalidad, población invitada, participación y resultados, y según los resultados obtenidos, gracias al programa de cribado, en Euskadi disminuirá la mortalidad del cáncer colorrectal en hombres y mujeres un 28,1 % y un 22,4% respectivamente, y la incidencia, un 17,2% y un 14,7% en 30 años.
Por lo tanto, comparando los resultados en salud que vamos obteniendo con los del resto de países de la Unión Europea, el nivel de calidad del Sistema Público Vasco de Salud es alto, lo que no significa que no debamos seguir mejorando. En todo caso, y en relación con el objetivo al que hacíamos referencia al inicio, tanto respecto a la lucha frente al cáncer como, en general, respecto a la necesidad de esforzarnos por disponer de un servicio de salud de primer nivel, es imprescindible aprovechar todas las oportunidades que se nos presenten. Y con ese objetivo, agradeceremos siempre el compromiso y la colaboración, vengan de quien vengan.
Kerman Orbegozo
EAJ-PNVko Legebiltzarkidea Gipuzkoatik
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