De la AGI a Elkar-Ekin, una cuestión de inserción

Hemos escuchado duras palabras a lo largo de la semana, denuncias inaceptables porque no responden a la realidad. No es verdad que se alentará el racismo y la xenofobia; lo que más alimenta esas actitudes es, precisamente, la ausencia de herramientas de inserción.

La Diputación de Gipuzkoa ha tomado una decisión relevante: pasar de una ayuda de garantía de ingresos, AGI, a una ayuda de inserción social, Elkar-Ekin. No es un cambio formal sino sustancial. La diferencia fundamental entre la prestación actual y la futura es que la AGI no trabaja las herramientas de inserción de quienes reciben las ayudas económicas mientras que la inserción es el nervio del nuevo plan. Esta es la razón que ha llevado al departamento de Políticas Sociales dirigida por el PNV a corregir el déficit de la política en vigor estos cuatro años a iniciativa del gobierno foral de Bildu.

En la actualidad hay 1.417 AGIs de las que se benefician 2.500 personas, casi todas inmigrantes. Hasta ahora era suficiente estar empadronado durante un año para acceder a la ayuda. En el futuro se partirá de otra premisa y se valorará la situación en la que se halla cada persona que solicite la ayuda, es decir, si está en riesgo de exclusión social o cuál es el nivel de exclusión que está padeciendo. Se realizará un plan personalizado de los recursos: acompañamiento, formación, idiomas y ayuda económica. Todo ello vinculado al proceso de inserción. La Diputación prevé la aprobación del plan hacia junio.

Dicho esto, hemos escuchado duras palabras a lo largo de la semana, denuncias inaceptables porque no responden a la realidad. No es verdad que se alentará el racismo y la xenofobia; lo que más alimenta esas actitudes es, precisamente, la ausencia de herramientas de inserción. Tampoco es verdad que quedará gente en la cuneta. La sustitución de la AGI por Elkar-Ekin es una respuesta diferente y mejor para hacer frente a la pobreza.

Es bueno desear justicia, pero atención: el populismo y la demagogia, sean de izquierdas o de otro signo, no conducen a nada bueno. Una justicia mal entendida no es motor para crear una sociedad más justa. No es justicia considerar a las personas, las nacidas aquí y las que llegan del extranjero, como clientes que reclaman ayudas públicas, se les proporciona y ya está. En primer lugar está el deber político de las instituciones de realizar un esfuerzo solidario con el dinero de todos,

promoviendo la inserción social. Una política integradora es clave para una convivencia en paz, un bien común a cuidar constantemente. Por el contrario, la exclusión es fuente de violencia y no estamos dispuestos a permitir que prenda ese fuego entre nosotros. A su vez, quienes perciben las ayudas fruto del trabajo individual y colectivo y de la determinación política, están llamados a realizar un esfuerzo de inserción haciendo buen uso de los medios que se les ofrecen, para ir integrándose en Gipuzkoa y arraigarse en Euskadi, su nuevo pueblo.

Sabemos que Gipuzkoa y Euskadi no tienen la solución para los problemas del mundo y tenemos en cuenta también que nuestros recursos son limitados. Sin embargo existe un límite contrario a nuestra voluntad como pueblo: que la llegada de las personas inmigrantes esté en manos de España. Vienen a nuestro pueblo gentes de todo el mundo y nos corresponde a los vascos organizar íntegramente la política migratoria, con Euskadi al nivel de los estados europeos. En este ámbito tampoco queremos depender de España sino ser un pueblo soberano. Euskadin, guztiok elkarrekin, guztiok ekinez.

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