Euskadi, modelo de competitividad

Hay algunos que asimilan el término “competitividad” a la defensa de un capitalismo sin escrúpulos centrado en la maximización de los beneficios contables, sin reparar en los medios que se utilizan, ni en los componentes que lo integran, ni en las consecuencias negativas que se generan.

Si bien la “competitividad de las empresas” se mide por su capacidad de ganar cuota de mercado sin que por ello se reduzca su beneficio, la “competitividad de un territorio” es la capacidad de un país para procurar el máximo desarrollo económico y social a sus ciudadanos, lo que exige que ésta aporte con claridad un “valor social” al conjunto de la sociedad. Y es que, la cohesión social equitativa resulta un instrumento indispensable para la competitividad de un territorio. Está demostrado que los territorios más cohesionados socialmente y que garantizan el principio de la igualdad de oportunidades son los más competitivos.

El desarrollo humano sostenible de un territorio depende de la adecuada, equilibrada y permanente conjugación de los principios de creación de riqueza, la predistribucion y la redistribución. Es lo que se denomina el “circulo virtuoso” del desarrollo económico y social. La riqueza o renta, creada básicamente gracias a las empresas, es lo que procura una vida digna a las personas gracias a la disposición de bienes materiales e inmateriales que se generan para la satisfacción individual y colectiva en un territorio conforme a lo dictado por los derechos humanos. La predistribución o el modelo de fiscalidad es el reflejo de la solidaridad social y comunitaria de los ciudadanos, donde el que más tiene más paga en beneficio de todos, reflejando así una lógica progresividad. Y la redistribución o estado del bienestar supone que las administraciones públicas deben administrar la solidaridad reflejada en la riqueza generada y los impuestos de los ciudadanos para redistribuirla y satisfacer los elementos básicos y mínimos para todos los ciudadanos en los ámbitos de la sanidad, la educación y la protección social, garantizando así la justicia social y la igualdad de oportunidades.

La pregunta que nos asalta es ¿qué es antes, generar riqueza para después presdistribuir y redistribuir, o primero predistribuir y redistribuir para después generar riqueza? La respuesta sigue estando en una conjugación adecuada, equilibrada, permanente y circular de los tres elementos donde ninguno de ellos anule o invalide a alguno de los otros dos, sino que los fortalezca.

A veces existe la tentación de incidir en uno o dos de los parámetros de la ecuación, olvidándose de los demás. Sin embargo, son tres elementos indispensables que se deben conjugar adecuada y equilibradamente de modo que cada uno de ellos retroalimente a los otros dos. No pueden ir disociados ni mostrarse como antagónicos. Todo lo contrario. Deben desarrollarse y estimularse mutuamente de forma permanente y circular. Porque, si no se crea riqueza, es difícil que exista una fiscalidad progresiva y, sobre todo, suficiente para aplicar una redistribución digna que, a su vez,  estimule la creación de riqueza. No pueden ser conceptos opuestos.

Generar riqueza en condiciones laborales dignas es la  garantía para disponer de una fiscalidad justa y progresiva, pero que no lesione la competitividad de las empresas y del sistema productivo, y para permitir una redistribución adecuada que satisfaga una vida digna de los ciudadanos (cohesión o justicia social) y al mismo tiempo unas condiciones ideales para generar riqueza (competitividad). Disponer de una fiscalidad progresiva y equilibrada es condición necesaria para poder redistribuir la riqueza con vistas a disfrutar de una vida digna que sea igualmente propicia para generar riqueza. Y disponer de una redistribución digna para los ciudadanos es un imperativo para ser competitivos y crear riqueza, que debe ser predistribuida de manera progresiva.

Es esto mismo lo que en Euskadi llevamos intentando hacer con un éxito notable: incidir en la necesidad de crecer y desarrollarnos competitivamente de manera innovadora e inclusiva mediante el cuidado de nuestras empresas, una fiscalidad progresiva y un estado del bienestar justo.

Luke Uribe-Etxebarria Apalategi

Parlamentario vasco de EAJ-PNV

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