Euskadi: retos competitivos globales para el 2030

La Empresa Vasca se verá enfrentada durante la próxima década 2020-2030 a profundos y acelerados cambios de naturaleza disruptiva global en los ámbitos de la economía, la tecnología, la geopolítica y el medio ambiente. Disrupciones son evoluciones imprevistas y aceleradas que, por su propia naturaleza, pueden conllevar riesgos, pero también oportunidades. Los analistas económicos y empresariales definen los cambios repentinos y acumulados que viviremos de aquí a 2030 como la “década disruptiva”, a la que estamos obligados a adaptarnos.

Así, por ejemplo, en el campo de la tecnociencia, ya no se habla de cambios lineales o incrementales, sino de cambios exponenciales. En los nuevos estudios medioambientales se alude a “la gran aceleración” planetaria, que está provocando, por ejemplo, el fenómeno del cambio climático. Y, en los entornos geopolíticos y empresariales, ya desde comienzos del nuevo siglo, se habla de entornos VUCA (volátiles, inciertos, complejos y ambiguos) en los cuales las turbulencias y la inestabilidad se acentúan y la predicción es sustituida por la reacción.

Estas disrupciones tienen en común no solo la intensidad y la aceleración de los cambios, sino también importantes grados de interconexión entre ellas. Por ejemplo, para limitar el calentamiento global, tendremos que hacer un uso distinto de los recursos y las técnicas, y favorecer un modelo económico y de crecimiento distinto.

Mantenerse dentro de los “límites planetarios” será imposible si no se produce un “desacoplamiento”. Es decir: lograr mantener un crecimiento económico sostenido, sin desplazar la carga material y ambiental hacia los países en vías de desarrollo -conocida como “producción offshoring”- y acompañándolo de un decrecimiento físico del consumo de recursos -desmaterialización- y de las presiones ambientales derivadas, como son la contaminación y la generación de residuos no revalorizables.

Todo esto quiere decir que el cambio de modelo económico vendrá acompañado de un cambio tecnológico, social y energético. La transformación energética modificará la geopolítica, tal como la conocemos hoy. También creará nuevos líderes energéticos, con grandes inversiones en las tecnologías de las energías renovables. Esto reforzará la influencia de algunos países, como China, que seguirá aumentado su presencia geopolítica y se adelantará en la carrera por las energías limpias para convertirse en el mayor productor, exportador e instalador de paneles solares, generadores eólicos, baterías y vehículos eléctricos del mundo.

La cuarta revolución industrial (4IR) nos llevará a una era de innovación rápida, catalizada por las infotecnologías y por nuevos avances biotecnológicos, que maximizarán el potencial humano aportando nuevas habilidades físicas y cognitivas en el ser humano, contribuyendo así a alargar su vida. Nuestros sistemas de salud, transporte, comunicación, producción, distribución y energía, entre otros, se transformarán completamente. En las infotecnologías, será clave la adopción de la tecnología 5G, la robótica y el desarrollo de la inteligencia artificial (IA), entre otros instrumentos.

Por otra parte, la divergencia demográfica Este-Oeste vendrá acompañada de una aún más rápida convergencia tecnológica Este-Oeste, mediante la facilidad de difusión y copia de todo tipo de innovaciones a precio muy barato. Esta fácil y rápida difusión tecnológica dará lugar a una convergencia de productividades per cápita. Si estos dos factores siguen entrelazados en los próximos años, el porcentaje de población marcará tendencialmente el porcentaje del PIB mundial. Ello provocará que las potencias demográficas se conviertan en potencias económicas, lo cual constituye un serio aviso para Europa y para Euskadi.

Y finalmente, la movilidad y la conectividad seguirán siendo dos temas estratégicos. La nueva “conectografía” nos pronostica un entramado de cadenas globales de suministro, infraestructuras de transporte, energía y comunicaciones entre todas las personas y recursos del mundo.

En todo este contexto, el reto de Euskadi y de la Empresa Vasca será lograr convertirnos en uno de los nodos principales de una red global caracterizada por esos factores. Y para ello, Euskadi debe dotarse de instrumentos de Estado al servicio de la Empresa Vasca.Vamos a por ello.

Luke Uribe-Etxebarria

Parlamenario vasco de EAJ-PNV

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